domingo, 21 de abril de 2013

Más que mil palabras


Sacerdote de la FSSPX arrastrado y apaleado por la policía francesa el último viernes


De un tiempo a esta parte -y especialmente desde los últimos meses del pontificado de Benedicto XVI, en medio de cierto espíritu podríamos decir profético de desgobierno- ya muchos jerarcas manifestaban con toda libertad  lo que estaba en el fondo de sus corazones.

Así, en enero, el episcopado francés -que a regañadientes y a última hora decidió subirse en el último vagón a la ola imparable de manifestaciones en contra del gaymonio, en gesto que haría las delicías de Pilatos-  en un documento escandaloso, antimetafísico, antitradicional, ideológico y altamente sospechoso, exigía "respeto" y reconocía el valor de las relaciones afectivas homosexuales, el hecho de que "la evolución de la legislación familiar siempre es posible" y demás perlas

Monseñor Woelki, el segundo cardenal más joven de la Santa Romana Iglesia y ordinario de Berlín, equiparó las relaciones homosexuales "estables" con las relaciones heterosexuales. Luego, en la consabida "aclaración", el vocero de la Arquidiócesis sostuvo que Monseñor no quería equiparar las relaciones homosexuales con el matrimonio religioso; sino con relaciones heterosexuales no-matrimoniales (¡¡!!). Parece  que en algún momento Monseñor Woelki sostenía la existencia de un orden natural, cosa que lo hizo acreedor al remoquete de "reaccionario" por algunos medios de comunicación alemanes. Pero ahora, reculó.  Quizá Monseñor sigue a Marx, pero no a Carlos, sino a Groucho, en aquello de "estos son mis principios ; y si no le gustan, tengo otros". (Y mejor ni hablemos del otro Marx...) 

Ahora le tocó el turno al discípulo predilecto de Bugnini, Monseñor Piero Marini, el exceremoniero de Juan Pablo II, reemplazado por el siriano Mons. Guido ídem por Benedicto XVI, en un gesto que algunos vieron como una señal muy positiva en los ya lejanos tiempos del optimismo benedictino. Para algunos reformistas de la reforma y otros ingenuos, los bugninianos y demás entusiastas del novordismo  eran simplemente gente bien intencionada pero "extraviada" en elementos superficiales de la liturgia, que quizá revelasen una determinada concepción del mundo, "muy respetable" pero que no tenía tanta razón de ser en la liturgia, pero lo cierto es que lex orandi, lex credendi y también lex cogitandi.

Por ahí alguien notó los matices homosexualizantes del Novus Ordo; pero la expugnación de la razón por los revolucionarios litúrgicos se hace más clara con las recientes declaraciones de Marini: ataques arteros contra el Pontificado anterior y apoyo al reconocimiento por parte del estado de las uniones civiles para personas del mismo sexo. Todo, en una misma entrevista. (Recomendamos los comentarios de Página Católica al respecto: Mons. Marini no tiene vergüenza)

Ecce, Novo Ordo!

Y siguen decenas de jerarcas y curiales. Desde Schönborn hasta Paglia, pasando por Bergoglio. ¿Y si eso es lo que dicen -y ahora, en la Era Francisco cada vez con más fuerza-, qué será lo que hacen y lo que piensan?

Algún oficialista (rápidamente cambiado de atavíos ratzingerianos restauradores a guayaberas franciscanas "humildes") nos podría preguntar qué es lo que tienen de malo las uniones civiles homosexuales, "porque siempre la Iglesia ha sido realista y no utópica, además son el mal menor y son cosa del Estado, no de la Iglesia". 

En primer lugar, pertenece casi a la simple aprehensión, descubrir que no puede haber ninguna legislación basada en actos contrarios a la naturaleza. Los actos contrarios a la naturaleza existen y seguirán existiendo con mayor o menor frecuencia, pero por su misma esencia irracional e insólita son contrarios al concepto mismo de ley, que por definición participa del ordenamiento natural de las cosas. Una ley contraria al orden natural y que pretenda basarse en una realidad antinatural como fuente de derecho no es ley. 

Además todas las últimas experiencias con respecto a esta materia enseñan que el mal llamado matrimonio homosexual (MLMH) es el corolario inevitable y necesario de las llamadas uniones civiles. Pasó en la misma Francia. Y pasará en todos lados. Si se expugna la antitetidad entre actos antinaturales y ley, todo puede esperarse.

Poseen algunos animales ciertas potencias cognoscitivas, como la memoria, que les permite discernir el peligro o la recompensa; de ahí que puedan ser amaestrados. Puede comprenderse que nuestros jerarcas progresistas hayan abdicado de la inteligencia, que es propiamente el distinguir entre lo accidental y lo sustancial, lo particular y lo universal, lo antinatural y lo natural, pero que hayan caído en la incapacidad de poder prever los efectos nefastos de una realidad evidente y conocida es algo que no se ve ni en las fieras superiores, quizá sólo en el reino vegetal o en el eucariota. O en el reino de la ideología del aggiornamento. 

Que elija el lector la opción que más le agrade.

En el video que pusimos al inicio del post se ve el arrastramiento y apaleamiento de un sacerdote de la FSSPX, que ni siquiera respondía a las provocaciones, por parte de la policía francesa, a raíz de las protestas civiles contra la aprobación del MLMH.

Mientras los fungi Schönborn, Woelki y Marini (y mejor paramos de contar) se ganan el aplauso de las masas, los despreciados "cismáticos" y "soberbios" lefebvrianos son arrastrados por las calles y azotados por los sayones del Sistema Anticristiano. Una imagen vale más que mil palabras.


Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No ha de ser el siervo mayor que su señor...(.Jn:15-20) 



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